Parecerá un error ortográfico o uno de estos juegos de palabras para sacarnos una sonrisa maliciosa, pero la intención ha sido escribir exactamente esto: ¿a “quién” me dedico?.
Quizá la Real Academia de la Lengua Castellana no nos daría por correcta la frase pero, puesto que hoy en día cosas peores se ven, me voy a permitir dejar este título y explicar su significado.
En todo negocio hay una profesión detrás: el zapatero, el electricista, el diseñador gráfico, la agencia de marketing, el impresor, el fabricante de etiquetas, de embalajes de cartón…
Todos ellos hacen algo concreto: zapatos, posicionar a un cliente en un sector determinado, etiquetas, etc.; pero cuando no hay “quien” compre su producto o servicio, el negocio deja de tener sentido.
En otros artículos he comentado el cambio que ha tenido la industria gráfica y la transición que hemos pasado de que nos compren a tener que saber cómo vender; es algo ya muy conocido y sufrido.
Si hemos de vender hemos de saber a quién y cómo el “quien” actual ha ampliarse para poder seguir siendo rentables, buscamos nuevos mercados donde dirigirnos sin parar a pesar a “quien” nos dedicamos hoy.
En el sector del Packaging la especialización llega casi de forma natural: el que imprime etiquetas, cartón, envases flexibles o sleeves tienen de forma natural y después de años de trabajo un “sector concreto de clientes”.
Se han especializado: etiquetas de vinos, alimentación, conservas, cajas de perfumería, farmacia…
Son conocedores de las necesidades de estos mercados casi exclusivos, por lo que es mas sencillo enfocar la oferta que se les puede brindar para ser mas competitivos y dar valor añadido a sus necesidades.
En el sector gráfico ha de suceder lo mismo y eso es lo que hemos de buscar.
¿Quiénes son mis clientes? ¿Qué les aporta mi producto? ¿Quiénes están mas satisfechos?¿Quiénes tienen mas rentabilidad?
Hoy os propongo hacer un ejercicio y empezar a construir nuestro propio sector: coger una hoja de papel en blanco y un bolígrafo. Para los amantes de la tecnología, os pediría que dejarais a un lado los dispositivos electrónicos, salvo que tengan posibilidad de escritura: el acto de escribir activa el córtex pre-frontal y esto nos abre las posibilidades de estar más abiertos a crear ideas nuevas.
Bien, ya tenéis una hoja, ahora hacer un círculo central en el que escribiréis la palabra CLIENTES.
De este círculo iréis creando líneas en las que indicaréis de forma genérica la profesión de vuestros clientes:
empresas de marketing y publicidad; grandes superficies; tiendas de alimentación; sector ocio; sector salud-cuidado personal; franquicias…
Escribir en cada casilla de cada sector, el nombre de vuestros clientes.
Es fácil que no podáis hacer el ejercicio completo, pero después ya lo completaréis.
Al lado de cada cliente escribe qué producto le sirves: folletos, catálogos, papelería, carteles, …
¿Puedes estimar qué coste anual invierte en estos productos? Anótalo también.
Hago un pequeño paréntesis esperando que recordéis lo que hablamos en algún otro artículo del despertador gráfico: nos hemos de ver a nosotros mismos como ayudantes de nuestros clientes en sus tareas de comunicación para hacer llegar a sus consumidores la información de qué hacen y de lo bien que lo hacen.
Somos empresas de comunicación, así que hemos de poder ofrecer (aunque quizá no siempre de forma directa) todas aquellas acciones comunicativas que estén a nuestro alcance para dar un servicio completo y de valor añadido a nuestros clientes.
Dicho esto, vamos a continuar con el ejercicio:
Coge un bolígrafo de otro color a poder ser un color que contraste y escribe aquellos productos de comunicación que estos clientes también usan pero que no son realizados por vosotros:
¿Qué otros productos de comunicación realiza mi cliente de los cuales yo no soy su proveedor?
Carteles, papelería, folletos, cajas, etiquetas, envíos de mail, promociones vía web, la web en sí…
Bien, en otro color diferente (perteneciendo a la profesión gráfica este ejercicio ha de quedar cromáticamente bien variado) subrayaremos a aquellos clientes que, por su potencial de negocio, su forma de pago y su trato sean de interés para nosotros.
Una vez los tengamos anotaremos, al lado de cada producto no realizado por nosotros pero sí consumido por nuestro cliente, el motivo por el que nosotros no podemos acceder a la realización del producto: precio, capacidad, conocimiento, maquinaria, no lo hemos intentado…
Ya veis por donde voy: hemos de poner solución a cada porqué y como siempre: preguntarse: ¿puedo hacerlo? ¿quiero hacerlo? Si a estas preguntas la respuesta es un sí, la solución es fácil.
Seguir trabajando: coge un papel en blanco y anota como titular aquello qué hemos de hacer: aprender a vender con valor añadido para que no se valore únicamente el precio del producto, optimizar la producción para tener mayor capacidad, aprender a crear una oferta según la demanda…
Escribe dos o tres formas que se te ocurran ahora mismo para ponerle solución a este título: apuntarnos a un curso de ventas, sesiones internas con un coach de ventas, reuniones internas para sacar ideas… y lo más importante: una fecha de inicio y programar una reunión con aquellos que tengan que intervenir en llevar a cabo esta acción.
Ya veis que no es tan difícil definir a quién le vendemos, qué le vendemos y lo más importante qué mas le podemos.
Espero que hayáis hecho los deberes y si no os dejo trabajo en el que pensar.
Si necesitáis ayuda, sabéis donde encontrarme: eugenia.alvarez@podium.graphics
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